Cambios laborales #1

Hace exactos 5 años decidí lanzarme en una nueva aventura laboral, en un rubro hasta entonces desconocido para mí.

Por varios años trabajé en el área administrativa (facturación, digitación de documentos y esas cosas). Y aunque nunca me faltó nada necesario, se nos hacía difícil llegar a fin de mes porque el sueldo era escaso. 

Entonces un día, de pura casualidad, un amigo que trabajaba como jefe de edificio me comenta que necesitaba contratar a un conserje para que trabajara los fines de semana de noche en su edificio. Le pregunté cuánto pagaban y, para mí sorpresa, resulta que trabajando solo los fines de semana se ganaba casi lo mismo que lo que yo obtenía por trabajar a jornada completa. Recuerdo que lo consulté con mi esposa y decidimos probar un mes. Es decir, sin salirme de mi trabajo me puse a trabajar los fines de semana. Claro, el riesgo era que no me gustara el rubro de seguridad o yo no fuese lo que ellos esperaban para el cargo. 

Y para mi sorpresa, no solo me gustó la experiencia, sino que además considero que lo hice bien, un aspecto no menor ya que suelo ser muy autocrítico con mi trabajo. Así es que a fines de diciembre del 2016 decidí dar el salto a este rubro nuevo, y renuncié a mi trabajo estable pero mal pagado en el que llevaba casi 5 años. 

Después de un tiempo me ofrecieron trabajar de lunes a viernes de noche. El sueldo no era malo, pero me hizo pésimo físicamente. Aprendí que la noche se hizo para dormir. Y justo cuando ya estaba decidido a renunciar luego de unas merecidas vacaciones, me llama el mismo amigo que me había contratado como conserje (que a esas alturas ya trabajaba en otro lado) para comentarme que le habían pedido en un edificio cercano recomendaciones para encontrar un conserje para trabajar de día y él había dado mi contacto. Así fue como salí de aquel trabajo nocturno en el que aprendí mucho de este rubro, y pasé a una nueva aventura ahora incluso más cerca de mi casa.

Allí estuve casi un año y medio, y por mi desempeño, el administrador de aquel condominio me ofreció trabajar como jefe de edificio en otra comunidad que él administraba. Esto eran palabras mayores. Significaba por primera vez asumir una jefatura, pero además con un grupo de trabajo que no conocía y en un lugar del que según escuchaba habría que llegar a poner orden. Nuevamente lo consulté con mi esposa, y decidimos aceptar.

En esta nueva aventura la inexperiencia me pasó la cuenta. Intenté ordenar la casa lo mejor que pude, consiguiendo algunos logros, pero terminé colapsado luego de 2 meses. Conversé con el administrador y fuí sincero: aunque estaba muy agradecido debía renunciar. Él no quería que me fuera pero por mi propio bienestar mantuve mi parecer. Aquella fue una sabía decisión, de esas que me alegro haber tomado a tiempo.

Era agosto de 2019. ¿Porqué digo que fue una buena decisión? ¿Qué me depararía el futuro en aquel momento de cesantía auto impuesta? Lo contaré en un próximo escrito.

Comentarios

  1. Es muy valiente y muy sabio reconocer nuestro techo y parar, parece que se vaya a cumplir aquello de que a veces para abrir una buena puerta no hay que empujar sino retirarse hacia atrás.
    Me encantó tu comentario en mi blog, gracias infinitas ,sí, a los que nos dieron infancias felices :)
    Un abrazo

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    Respuestas
    1. Me gustó la analogía de las puerta. Gracias por el comentario.

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