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Autosabotaje

Me veo en la necesidad de volver a escribir. He estado dándole vueltas a algunos pensamientos sobre cosas que me ponen triste. El otro día, mirando el techo, sacaba cuentas respecto a cosas que podría hacer mucho mejor, o asuntos que creo que atiendo a medias. Entonces empecé a auto flagelarme con la idea de que mucha gente piensa que no estoy calificado para ciertas responsabilidades que tengo, o que otros deberían encargarse de dichas funciones porque son muchísimo mejores que yo... y la idea de renunciar a todo o dar un paso al costado empezó a florecer (otra vez). Hasta llegué al punto de pensar que no soy el mejor amo para la perrita que adoptamos hace unos meses, la primera integrante canina en nuestro hogar después de 12 años. Pero dentro de esa vorágine de pensamientos aparecieron otros contrarrestando a los primeros. Me dije: "¿Por qué te tratas así? No eres tan malo como piensas. Al contrario, son muchas más las cosas buenas que haces". Y empecé a recordar lo bueno.

Abuelitos

El pasado 21 de marzo falleció mi abuelita María, la última que quedaba con vida. Su edad ya se contaba con tres dígitos. Aunque en los últimos años ya desvariaba, pudimos tenerla mucho tiempo con nosotros. Tuve el privilegio de disfrutar de 3 de mis abuelitos, los cuales tuvieron una larga vida. Excluyo a mi abuelita materna que murió cuando mi mamá era niña, pero según todos los que la conocieron, era una persona muy cariñosa.  Me quedo con el recuerdo de mi abuelito Challo, una persona generosa, de gran sentido del humor, y que nos enseñó a ser respetuosos con los demás. Con mi abuelito Manuel tuvimos una linda relación. En las vacaciones escolares viajaba yo solo para visitarlo y me quedaba con él, acompañándolo y ayudando en lo que pudiera de las tareas del campo. En las tardes jugábamos brisca, y llegando la hora de once, íbamos a comprar pan y queso fresco, para tomar el té a las 6 en punto. Esa era nuestra rutina diaria. Nota aparte merece el hecho de que ese té con el agua de

Cambios laborales #2

En el escrito anterior comenté que en agosto de 2019 tomé la acertada decisión de renunciar a un trabajo mejor pagado pero que me tenía colapsado. Fue justo a tiempo. Resulta que un par de días antes de irme un amigo me dijo que en la empresa en que él trabajaba necesitaban a alguien que cubriera su puesto, ya que él había decidido mudarse a otra ciudad. Para ser honesto en ese momento no entendí bien de qué se trataba el trabajo, solo que era algo relacionado con cámaras de seguridad. El horario y el sueldo eran razonables, y como necesitaba encontrar un trabajo luego, envié mi curriculum. Me citaron a entrevista, quedaron conformes, pero no me llamaban nunca para confirmar. Estuve 2 semanas sin trabajar, hasta que al fin me dijeron que sí. Pues bien, transcurrió aproximadamente un mes, cuando en Chile se desató el denominado "Estallido Social" en el cual se hizo muy complejo todo. Fueron días difíciles con toques de queda, cacerolazos, varias estaciones de metro incendiadas

Cambios laborales #1

Hace exactos 5 años decidí lanzarme en una nueva aventura laboral, en un rubro hasta entonces desconocido para mí. Por varios años trabajé en el área administrativa (facturación, digitación de documentos y esas cosas). Y aunque nunca me faltó nada necesario, se nos hacía difícil llegar a fin de mes porque el sueldo era escaso.  Entonces un día, de pura casualidad, un amigo que trabajaba como jefe de edificio me comenta que necesitaba contratar a un conserje para que trabajara los fines de semana de noche en su edificio. Le pregunté cuánto pagaban y, para mí sorpresa, resulta que trabajando solo los fines de semana se ganaba casi lo mismo que lo que yo obtenía por trabajar a jornada completa. Recuerdo que lo consulté con mi esposa y decidimos probar un mes. Es decir, sin salirme de mi trabajo me puse a trabajar los fines de semana. Claro, el riesgo era que no me gustara el rubro de seguridad o yo no fuese lo que ellos esperaban para el cargo.  Y para mi sorpresa, no solo me gustó la exp

Rock&Pop

Hubo una época en la que escuché mucha radio, quizá demasiada. Se me pasó la mano. Recuerdo despertarme encendiendo la radio y acostarme apagándola. Fueron buenos tiempos, adolescencia en particular. Incluso tuve el sueño de trabajar en radio algún día, lo cual agradezco que no se haya cumplido. Ya entrando en la vida adulta fui perdiendo el interés, aunque no por completo. No porque quisiera hacerlo, sino porque otras cosas fueron ocupando ese espacio, y principalmente porque la oferta de radio emisoras fue cambiando a un formato tipo MP3, poniendo solo música. Ya no había alguien que te acompañara durante el día, en los viajes o en el quehacer diario, y la interacción con el auditor gradualmente fue mutando a un formato más distante, tipo mensaje de texto. En los buenos tiempos escuché principalmente radio Rock&Pop, una radio que nació el 1 de diciembre de 1992, y que por lo tanto, hoy cumple 29 años. Es cierto que ya no es ni la sombra de lo que fue, pero al menos sigue existien

Eclipse solar

En el momento en que escribo estas líneas, aun queda un pequeño rastro de un eclipse solar. Es el tercero que veo en mi vida: 2 parciales y uno total.  La primera experiencia con un eclipse de sol la viví la mañana del 3 de noviembre de 1994.  Convaleciente aun por una neumonía cuando solo tenía 6 años de edad recuerdo haberme levantado de la cama a observar cómo sobre Santiago se alcanzaba ver un pequeño porcentaje de dicho eclipse que tuvo su franja de totalidad en el extremo norte de Chile, sobre Putre.  Recuerdo clarito escuchar en la televisión que el próximo sería el año 2010.  Así que esperé pacientemente.  Hasta que llegó el 11 de julio de 2010, y mientras España se alzaba con su primera copa del mundo en fútbol, sobre Isla de Pascua el día se hizo noche por unos minutos. A Chile continental la umbra ingresó en el extremo sur, a la altura de Aysén.  El problema es que en Santiago estuvo nublado ese día, así es que técnicamente no pude observar nada. La espera tendría que contin

Memoria (Parte 2)

¿Alguna vez les ha pasado que tienen la extraña sensación de que las cosas que guardan como recuerdos en su mente, incluidas las vivencias junto a otras personas, no pueden compartirlas con nadie más, y que esas cosas se van quedando atrás en la corriente del tiempo? A mi me pasa muy seguido.  Quizás ahora que escribo estas líneas me suena un poco absurdo, e incluso me temo que ni siquiera sé muy bien como plasmar lo que quiero decir, así es que si el presente texto presenta incoherencias, le ofrezco mis disculpas querido lector. Me encanta recordar cosas, vivencias propias o sucesos históricos, incluso me acuerdo de detalles y fechas que no tendría porqué recordar, datos que para muchos son intrascendentes.  Probablemente por lo mismo es que decidí en mi adolescencia escribir un diario de vida. Lo inicié a los 15 y seguí hasta los 24. También grababa muchas cosas en cassette, no solo canciones, sino programas de radio. En el colegio propuse la idea de hacer un anuario al finalizar la